El estilo Barroco es un periodo donde la Iglesia Católica romana tuvo que reaccionar a los avances y a las nuevas proposiciones religiosas como el Protestantismo. El objetivo era dar un modo de expresión imponente, monumental al papado y a la monarquía para establecer de nuevo el prestigio que poco a poco estaban perdiendo y en cierto sentido como un estilo de Contrarreforma. En 1563 tiene lugar la finalización del Concilio de Trento y con ello el establecimiento de una serie de normas tras las cuales las iglesias debían ser centros de concentración de fieles pero también lugares donde esa ferviente devoción fuese extendida de forma amplia a todos los lugares cercanos a ellas en contraposición a las crecientes ofensivas a los principios de la Iglesia Católica. Por ello las construcciones religiosas debían mostrar el poder y la fuerza que poseía Dios incluso a los más ingenuos y analfabetos y que mejor que con la pintura y la escultura pudiendo describir los episodios de la Biblia y de la tradición cristiana. Esta corriente populista con el afán de reivindicar y atraer a nuevos creyentes fue en el ámbito pictórico desarrollada por dos grandes hombres, los cuales trabajaron en Roma, la cuna del Barroco, llamados Caravaggio y Annibale Carracci. Eran los encargados igual que todos sus seguidores de expresar una forma directa, sencilla y con originalidad la nueva corriente cultural. Esta corriente no es solo exclusiva de la arquitectura, la pintura o la escultura sino que llega a la música con un tono más llamativo y con claros contrastes.
Las obras del barroco son excepcionales por la intención así como por sus dimensiones. Roma, ciudad origen, expresa el ideal Barroco con su centro histórico plagado de grandes obras del siglo XVIII como la columnata en plaza San Pedro.
El Barroco nace con el desarrollo del Manierismo (estilo anterior) cuya finalidad es copiar a maestros como Michelangelo o Raffaello que habían tenido un gran éxito en el periodo denominado "Cinquecento".
Los nuevos descubrimientos por parte de Copernico y Galilei que habían revelado que la Tierra no era inmóvil sino que formaba parte de un sistema y estaba en continuo movimiento conllevando eso la eliminación del pensamiento en el cual el hombre era el centro del universo hicieron también su transcendencia en los demás ámbitos culturales con una afán de curiosidad por la naturaleza.
La intención es llamar la atención al espectador, al visitante, siempre con efectos especiales como en la capilla Cornaro de la iglesia de Santa María de la Victoria obra de Gian Lorenzo Bernini donde la admiración por parte de quien lo observa es segura.
Capilla Cornaro
Otro ejemplo, pero esta vez por parte de Francesco Borromini, es la columnata del Palacio Spada, también a Roma, consiguiendo engañar a los visitantes con la sensación de ser una gran columnata y no deja de ser estuco con la utilización del efecto visual que también conocen en estos momentos los artistas de la época.
Columnata Palacio Spada