Las ciudades las entendemos como la representación espacial
de la evolución de la estructura social, y como consecuencia de los cambios
relevantes de la sociedad europea en un breve periodo de tiempo, la ciudad dista
bastante desde los inicios del siglo XX. Se esta produciendo un masivo y rápido
crecimiento y concentración de población. La especialización funcional, social
y laboral es todo un hecho.
Los ensanches en sus inicios, muchos de ellos no planteaban
la cuestión de la centralidad como un aspecto significativo en su proyectación
pero poco a poco han ido adquiriendo y se han conformado en una entidad
espacial compleja donde se concentran las cuotas más altas de terciario y donde
el sector residencial difiere mucho de las primeras ocupaciones realizadas o en
el propio planteamiento urbano. Esta terciarización es más notable en Barcelona
frente a Madrid si comparamos dos ciudades españolas.
La centralidad es algo intrínseco a la sociedad porque
produce un flujo de intereses y una atención de las personas. Uno de los
problemas que reside en esta es la diferenciación de clases sociales y la
accesibilidad a cada una de ellas. Lógicamente, el principio de
descentralización urbana, esto es, de rotura de los espacios que actúan como
centro tradicionalmente produciéndose otros de gran relevancia instaurados a lo
largo del territorio provoca a su vez o es un instrumento de descongestión
urbana.
Las ciudades europeas difieren de los trazados americanos,
ya no solo por su formación y consolidación con el paso de los siglos si no en
su razonamiento interno que hacen que las zonas suburbanas europeas se
conviertan en una escenografía variopinta y muchas veces inundada por clases de
bajas rentas pero que en el ámbito americano, ese suburbio, es entendido como
un espacio de clase y con limitaciones para su entrada.
En cuanto al entorno europeo queremos destacar dos ciudades,
Madrid y Barcelona. Estas dos, presentan diferentes formas de consolidación
urbana en un entramado histórico. Por un lado Madrid, donde ese centralidad más conceptual
se produce en un inicio, probablemente, en la Gran Vía y sus aledaños
provocando a su vez que esta sea el eje direccionador que ha inundado el Paseo
de la Castellana, que es el ensanche que se proyecta para vertebrar el
desarrollo de la ciudad. En cambio, en Barcelona el ensanche actúa de diferente
forma. Pasa a ser una espacio que según el propio Cerda, es igualitario o al
menos en sus pretensiones proyectuales. Con el paso de los años, este espacio va
ganando fuerza y se convierte en aquella zona en la que poco a poco a
transmutado en centralidad. Paradójico, pero el ensanche provoca una
discriminación de clases y de zonas aunque estas no son tan contrastadas como en
otras urbes.
Hemos visto de forma breve como el ensanche, un espacio
inicial simple, sin misterio urbanístico en proyecto conlleva y se convierte en
un espacio complejo. Complejidad en la que los factores económicos en su
mayoría, pretenden neutralizar o al menos controlar para obtener la mayor
rentabilidad sin peligros entre medias. Los ensanches son los espacios donde se
asentará la clase burguesa por proveer de dotaciones a una ciudad que era cada
vez más limitada como consecuencia del crecimiento demográfico y los pocos
intereses que presentaban para la obtención de rentas. La burguesía se traslada
a estos espacios de nueva creación que a su vez plantean otros de diversas
índole, marginados y alejados del centro. Es paradójico pero la ciudad o al
menos la centralidad es construida por los menos afortunados. La formación de
los espacios en la periferia, al margen de los ensanches y espacios
desarrollados y proyectados, va poco a poco produciendo una centralidad predominante
que hasta entonces no habíamos encontrado. La centralidad de la ciudad
histórica que después mutara y se trasladará a los ensanches. Una vez que se
expulsa a la gente más controvertida de la ciudad preexistente, esta va
quedándose vacía de contenido para ir poco a poco adueñándose, a bajo precio,
las personas más pudientes de aquellas construcciones y espacios que ofrecen en
sus cercanías edificios que albergan la cultura y las artes de la ciudad. Es
más bien una limitación al saber, una expulsión de los entornos de cultura. Esta
conllevando una desigualdad a un mayor entre clases no acercando a aquella más
necesitada.