En Francia la expresión del Barroco tuvo el principal objetivo de ennoblecer la figura del monarca modificando diversas plazas existentes donde la pieza central siempre era la estatua del rey de turno como en la plaza Dauphine en Paris, a voluntad de Enrique IV.
Plaza Dauphine, Paris
Luis XIII encargará las obras arquitectónicas a Salomon de Brosse y François Mansart y posteriormente Luis XIV subdelegara al hijo de este, Jules Hardouin Mansart, realizando la Place des Victoires en París con una planta circular y donde los edificios dispuestos en torno a la estatua del rey tienen la misma uniformidad estilística.
Place des Victoires, París
Luis XIV manda construir una segunda plaza, Place Vendôme (París), está de planta rectangular en donde las esquinas desaparecen para aumentar así la superficie de fachada donde se aborda la ciudad desde el centro hacia su entorno.
Place Vendôme, París
A parte de las obras religiosas de indudable calidad se crearon palacios y castillos para nada despreciables y en esta época se comienza la construcción de la fachada del Louvre por parte del arquitecto francés Claude Perrault iniciada en 1667.
Fachada oriental del Palacio del Louvre, París
El Barroco en Francia y más especialmente en París tiende a la integración debido a su parte laica que la caracterizaba en contraposición con Roma, la ciudad del Papa. La interpretación de este estilo alcanza en áreas francesas un rasgo solemne, grandioso, donde la plaza monumental está dispuesta a servir a la figura del rey siempre desde una visión unifocal y de magnificencia.