Después del incendio en 1666 de la ciudad de Londres se plantearon ciertos problemas urbanísticos que el proyecto de reconstrucción debía satisfacer. La idea inicial lógicamente era eliminar la posibilidad de que volviera a suceder una catástrofe como la sucedida. Para ello los nuevos proyectos debían orientar y facilitar desde la parte más profunda de la ciudad hacia el río Támesis. El traslado de agua debía de hacerse de la forma más rápida y directa posible. Esto tenía que estar acompañado con la construcción de embarcaderos entorno a la orilla del rio y con el ampliamento de las calles. El espacio público adquiría un valor más importante que en el viejo trazado medieval. Se dotaba de un mayor espacio para el transporte de personas no solo para la extinción de los posibles incendios futuros sino también para la evacuación y transporte de agua hacía las construcciones incendiadas.
Otro factor importante es que la ciudad estaba destruida al 80% y debía crearse un plan rápido y lo menos costoso posible debido a las grandes dimensiones que abarcaba el proyecto. Gran número de familias permanecían sin casa y las posibles sublevaciones contra la monarquía eran lo menos deseado. Por ello los planes que se plantearon como el de Christopher Wren serán rechazados al imponer un gran número de obras y con ello un presupuesto más elevado. El trazado propuesto por el arquitecto inglés planteaba una ciudad barroca como París donde los problemas de salubridad e higiene que se presentaran en la Revolución Industrial hubieran sido resueltos de manera satisfactoria.
Todo ello se combinó con la utilización de nuevos materiales como el ladrillo y la piedra evitando el uso de madera solo a las zonas más necesarias como la creación de los entrepisos mejorando así la individuación del incendio.
