El edificio para el Orfanato Municipal de Amsterdam (Amsterdam Orphanage) diseñado por el arquitecto neerlandés Aldo van Eyck entre 1955 y 1960, se sitúa en la periferia del Plan Sur de Berlage para la ampliación de la ciudad de Amsterdam a principios del siglo XX. Se construye en un solar horizontal y sin edificaciones vecinas, y da respuesta al proyecto que plantea sustituir al antiguo orfanato de la ciudad. Se compone de un sistema modular de llenos y vacíos que se entreteje con zonas de circulación, “lugares intermedios” y una gran plaza central desde la cual se accede a las principales zonas del programa.
Debía albergar a unos 125 niños, de edades comprendidas entre unos meses y los veinte años, agrupados por edad y sexo en ocho paquetes diferentes, cada uno con sus dependencias comunes (sala de juegos, sala de estar, etc.) y sus dormitorios. El programa lo completaban las zonas de administración y residencia del personal, así como diversas dependencias comunitarias (gimnasio, comedor, cocina, etc.). Además, por expreso deseo del director de la institución, Frans van Meurs, el edificio debía organizarse horizontalmente, evitando el apilamiento vertical de plantas y fomentando la relación de los niños con el exterior.
En respuesta a las exigencias del programa adopta la forma de un mat-building o “edificio de extensión modular”, donde la arquitectura se genera principalmente a partir de la repetición horizontal de módulos o tramas que se extienden según las necesidades y que se acaban convirtiendo, en muchas ocasiones, en entidades autónomas con una complejidad cercana a la ciudad.
Un centenar de cúpulas piramidales de base cuadrada (3,36 metros de lado) marcan la pauta del proyecto. Éstas, prefabricadas en hormigón (e=100mm) y algunas con lucernario central, son soportadas por una retícula de las mismas dimensiones de pilares redondos y jácenas en “T” de hormigón in-situ. La trama de pilares se coloca según la citada pauta geométrica o a una distancia doble o triple, generando una gran variedad de espacios a partir de un sistema rígido sólo en apariencia.
Los distintos cerramientos opacos de ladrillo u hormigón prefabricado, junto con los transparentes o translúcidos de vidrio, permiten crear diferentes grados de apertura de los espacios entre sí y con el exterior.