Eugène-Emmanuel Viollet-le-Duc fue un arquitecto, arqueólogo y escritor francés de gran notoriedad debido a sus restauraciones interpretativas de edificios medievales y su importante impulso al renacer gótico. Sus teorías ejercieron una gran influencia en artistas posteriores como Guimard, Gaudí, Horta o Vilaseca. Se dedicó principalmente a la restauración e invención de conjuntos monumentales medievales como la Ciudadela de Carcasona o el Castillo de Roquetaillade.
Sus restauraciones buscaron en menor medida recuperar sino más bien mejorar el estado original del edificio, con un interés centrado más en la estructura y en la propia arquitectura que en los elementos decorativos. Utilizó el estudio arqueológico como examen crítico inicial para conocer su realidad y defendió el uso del hierro y la coherencia de la arquitectura gótica, en contra del eclecticismo. Fue muy criticado por el atrevimiento de sus soluciones y añadidos no históricos, y la pérdida de autenticidad de muchos monumentos.
Primeramente es de suma importancia el marco teórico que será fundamental para la génesis de la elaboración del sistema de interpretación racionalista de la arquitectura desarrollado por Viollet-le-Duc. Apegado con lo anterior, se destaca como los ideales arquitectónicos de Villet-le-Duc influyeron de forma decisiva en la creación de una teoría moderna de la arquitectura. Su acercamiento a una arquitectura histórica tiene lugar desde el abandono de las ideas del pintoresco, de la valoración romántica de las ruinas propias del momento y desde un análisis racional.
Desde el punto de vista particular de Viollet-le-Duc, se produce un acercamiento hacia el gótico, y posteriormente al resto de los estilos históricos. Su conocimiento del gótico encontró su fundamento en su labor de restauración, en la que se realizaba un estudio detenido y profesional que llevo a su interpretación de las nervaduras góticas como irreprochables soluciones constructivas.
Posteriormente y gracias a esto, el resto de los elementos del gótico fueron igualmente analizados e interpretados como soluciones constructivas. Se destaca al igual que, Viollet concluyó que la arquitectura gótica era susceptible de un análisis razonado y que su economía constructiva era superior a la de cualquier otro estilo del pasado. En sus textos, reflexiono sobre otros puntos de arquitectura. El acercamiento a la historia de esta y a las artes industriales que realiza, muestra ideas novedosas en las que la concepción del estilo arquitectónico es por primera vez, una visión abstracta que difiere de las ideas de clasificación propias del momento. Reanudando la tradición racionalista de los siglos XVII y XVIII, trato de demostrar que no solo del gótico, sino también del arte griego, bizantino y en general de las buenas obras arquitectónicas, se basaban en un sistema racional de estructuras y de organización y que la nueva arquitectura deberá nacer de la interpretación de los principios derivados de los estilos históricos del contexto social.
Dentro de la disyuntiva decimonónica, Viollet apunta que el pasado puede aportar lecciones importantes, pero no debería convertirse en una solución formal sin mayor reflexión. Sus obras representaban una innegable inspiración medieval, que en ciertos casos se extendía al primer renacimiento francés. Sin embargo, su obra de nueva planta pone de manifiesto la profundidad de sus reflexiones acerca de la idea abstracta del estilo, ya que en ella se muestra distante del estilo neogótico, entendido como un simple revival.
Posteriormente y gracias a esto, el resto de los elementos del gótico fueron igualmente analizados e interpretados como soluciones constructivas. Se destaca al igual que, Viollet concluyó que la arquitectura gótica era susceptible de un análisis razonado y que su economía constructiva era superior a la de cualquier otro estilo del pasado. En sus textos, reflexiono sobre otros puntos de arquitectura. El acercamiento a la historia de esta y a las artes industriales que realiza, muestra ideas novedosas en las que la concepción del estilo arquitectónico es por primera vez, una visión abstracta que difiere de las ideas de clasificación propias del momento. Reanudando la tradición racionalista de los siglos XVII y XVIII, trato de demostrar que no solo del gótico, sino también del arte griego, bizantino y en general de las buenas obras arquitectónicas, se basaban en un sistema racional de estructuras y de organización y que la nueva arquitectura deberá nacer de la interpretación de los principios derivados de los estilos históricos del contexto social.
Dentro de la disyuntiva decimonónica, Viollet apunta que el pasado puede aportar lecciones importantes, pero no debería convertirse en una solución formal sin mayor reflexión. Sus obras representaban una innegable inspiración medieval, que en ciertos casos se extendía al primer renacimiento francés. Sin embargo, su obra de nueva planta pone de manifiesto la profundidad de sus reflexiones acerca de la idea abstracta del estilo, ya que en ella se muestra distante del estilo neogótico, entendido como un simple revival.
En términos generales, en sus teorías defiende que el restaurador debe ponerse en la piel del arquitecto-creador primitivo, al entender el espíritu de la obra y aplicarlo a la reconstrucción de la misma. Trata de devolver al edificio su forma original, o como él entiende que debió haber sido, puesto que afirma que a partir de las partes que aún existen es posible reconstruir el total, por pura coherencia del estilo. Al igual, sostiene la necesidad de prescindir de actitudes subjetivas en la restauración, precepto que él mismo incumplía a menudo. Sus intervenciones sobre los diversos monumentos franceses se caracterizaron siempre por la primacía del estilo gótico, considerado superior por Viollet desde el punto de vista tanto técnico como estético. La llamada "unidad de estilo" perseguía resaltar los aspectos medievales del edificio intervenido, lo cual obligaba a eliminar o al menos alterar los elementos "inferiores" o secundarios añadidos con posterioridad en los momentos renacentista, barroco o neoclásico.
Es por lo expuesto con anterioridad, que la teoría plasmaba haciendo referencia a la unidad, a la pureza, la racionalización, la coherencia del estilo y especialmente la revaloración y restauración, influyeron fuertemente en el siglo XIX, en el cual, basado y teniendo como fundamento en gran medida el historicismo (como lo hizo Viollet-le-Duc) se retoman lenguajes y estilos arquitectónicos del pasado. Así, se recurre al mismo como medio de aprendizaje, de revaloración y como expone Viollet-le-Duc, de evolución arquitectónica apegado a la época.