La terminal del aeropuerto internacional de Washington-Dulles diseñada por Eero Saarinen, al mismo tiempo que la terminal para la TWA de Nueva York, fue concebida como un moderno templo dedicado al transporte de pasajeros. El diseño simétrico adquiere un carácter imponente gracias a la columnata que se fuga oblicuamente hacia el frente para dar abrigo a los pasajeros y al conjunto repleto de líneas curvas que denotan un cierto carácter aerodinámico.
Eero Saarinen se inspiró en las líneas que dibujan los aviones a reacción en el cielo. El techo de hormigón suspendido por cables de acero es la pieza central del conjunto. Ésto unido a las columnas de grandes dimensiones que sostienen los cables, le confiere a la terminal de Dulles un cierto aspecto brutalista pero elegante.
La limpieza de líneas que caracteriza al exterior de la terminal choca con el complejo programa interno. Para diseñar el interior, Eero Saarinen y su equipo observaron la circulación de pasajeros en otros aeropuertos de la región. Al estudiar los movimientos de los pasajeros, el equipo identificó tres cuestiones a resolver: como conducir a los pasajeros hacia los aviones; como reducir los elevados costes de aparcamientos que sufrían los aviones; y por último, dar la máxima movilidad a los trabajadores, especialmente a los que trabajaban con las aeronaves.
La torre de control, es un sencillo edificio donde Saarinen juega con las proporciones. La torre además anuncia la presencia del aeropuerto desde lejos dada su altura. Su forma de zigurat invertido la hacía diferente al resto del edificio, las líneas rectas chocaban de frente con las sutiles curvas de la terminal, aislándola de esta.