El corcho es la corteza del alcornoque que recubre el tronco del árbol, una especie que crece en áreas del clima mediterráneo. Es muy resistente a las lluvias, las sequías y las altas temperaturas, por lo que se trata de un material óptimo para aislamiento térmico. Además, su estructura se compone de pequeñas celdas que absorben muy bien los ruidos, lo que garantiza un buen aislamiento acústico. Cada año, crece una nueva peridermis –formada por anillos que crecen de dentro hacia fuera del alcornoque- que se superpone a las más antiguas, formando así esta corteza. El principal componente del corcho es la suberina. Coeficiente de conductividad térmica: 0,034 W/(m·K).
Ventajas. Los bosques de alcornocales reducen el riesgo de incendios debido a su gran resistencia al fuego gracias a la protección que le proporciona la capa de corcho que le rodea y además de ello, tiene una rápida capacidad de rebrotar. Evita la desertificación, es un material natural, sin aditivos, orgánico, renovable y biodegradable y 100% reciclable. Ligero, densidad baja, elástico, coeficiente de rozamiento elevado (difícil deslizamiento debido a las oquedades que presenta, logra crear un efecto ventosa), impermeable, imposible la proliferación de microorganismos, bajo contenido en agua, gran poder calorífico, fácilmente manejable, poco mantenimiento, superficie agradable de pisar, no se deforma fácilmente,… y sobre todo un buen aislante térmico ya que su función natural es proteger las partes vivas del árbol que lo genera y por tanto posee una estructura alveolar además de una baja conductividad.
Inconvenientes. Su coste, la extensión necesaria para las plantaciones de alcornoques y puede adquirir olores o ceder algún compuesto del propio corcho debido a malas prácticas.
Aplicaciones. Su principal aplicación fuera de la construcción es como tapón para recipientes de vidrio, pero como aislante le podemos encontrar como baldosas para pisos o techos, corcho antivibratorio para bancadas de salas de máquinas,… como material aislante.
Presentación. El corcho se puede encontrar en losetas, planchas o rollos, principalmente, aunque su uso en granel comienza a extenderse (sacos de 10, 12 kg.). En el primer caso, se emplea como revestimiento decorativo para paredes y suelos, donde se colocan losetas barnizadas o enceradas. Su instalación es sencilla en ambas superficies y ofrece una gran durabilidad, aunque requiere eliminar primero las imperfecciones de cada superficie para conseguir un mejor agarra.
Colocación. Se puede colocar con elementos mecánicos o cemento-adhesivo las losetas de diferentes tamaños, colores y texturas, que por lo general se barnizan tras su colocación para conseguir un acabado suave. También pueden disponerse de forma granulada sin adición ninguna entre rastreles o aglomerado con arena y cal, en la formación de pendientes.